Celos: el infierno de los amantes heridos.
- Mateo Psi
- 24 ago 2022
- 4 Min. de lectura
‘‘Como hombre celoso, sufro cuatro veces: porque soy celoso, porque me culpo a mí mismo por serlo; porque temo que mis celos puedan dañar a la otra persona, porque me permito a mí mismo estar sometido a una banalidad: sufro por ser excluido, por ser agresivo, por estar loco y por ser común’’ Roland Barthes.
Celos, género y cultura:
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Este es el resultado de la búsqueda de la palabra “celos” en la red social Instagram. Existen casi 30mil publicaciones más para la palabra “celosa” que “celoso” y aparece “celosas” pero no “celosos”. Existe una tendencia de la sociedad a pensar a las mujeres como más celosas. Esto se debe a que los celos en el hombre tienden a no cuestionarse ya que históricamente las mujeres han sido consideradas como propiedad del hombre. Así, un hombre tenderá en mayor medida a sentirse con el derecho a reclamar lo que es de “su propiedad” mientras que la mujer será tachada de celosa. Pues bien, esto no es real; hombres y mujeres sienten celos en la misma medida, aunque la manifestación de estos y sus consecuencias sean del todo diferentes. Así, los hombres tenderán en mayor medida a expresar agresivamente los celos siendo los mismos un indicador de posible violencia de género mientras que las mujeres tenderán a otras conductas de control menos agresivas o a la represión de estos. En cuanto a culturas, las anglosajonas tienden a reprimir los celos ya que se perciben como una emoción “de mal gusto” mientras que las culturas latinas tienden a legitimarlos como una expresión de amor. Los celos: algo universal
Los celos son una experiencia universal, una emoción (con su base bioquímica, su deseabilidad cultural, su simbolismo…) que todo ser humano siente; todos sufrimos los celos en mayor o menor medida. Cuando hablamos de celos hablamos de un triangulo amoroso que puede ser real o imaginario; se trata de un sentimiento que se expresa como temor, sospecha, desconfianza ante la pérdida del otro frente a un tercero (repito: real o imaginario). Así, podemos trazar la diferencia entre la envidia (cosa de dos) y los celos (cosa de tres): mientras que el envidioso quiere algo que no tiene, el celoso teme perder aquello que cree poseer.
Parece que en nuestra sociedad no sabemos muy bien como posicionarnos respecto a esta emoción, mostrándonos contradictorios y polares con respecto a la misma:
- Por un lado, existe la idea de que los celos se relacionan con el verdadero amor, como un ingrediente imprescindible que prueba que se está enamorado o que realmente le importamos al otro y la ausencia de celos en la pareja nos lleva a pensar en el no amor. Hablamos así de los celos como uno de los muchos mitos del amor romántico.
- Por otro lado, se da una demonización total de esta emoción, una vergüenza absoluta por sentirlos, desprecio a quien los siente y orgullo por “no ser una persona celosa”.
Paradójico, ¿verdad?
Es importante saber, entendiendo que los celos no son un rasgo de personalidad, sino una emoción, que no podemos ayudar a que las personas sientan o dejen de sentir celos; podemos ayudar a que vivan y piensen sus celos, a que los gestionen de una mejor manera. Así, cuando hablamos de una persona “celosa” nos estamos refiriendo al déficit en la gestión de esta emoción y no tanto a la intensidad de esta.
Pero entonces, si no se trata de un rasgo de personalidad ¿Existen personas más celosas que otras? Podemos hablar de celos como un continuo de reacciones que van desde lo “normal” a lo patológico y por tanto sí, existen personas que sufren más de celos que otras:
Existen personas con heridas e inseguridades más grandes que otras para las cuales los celos, surgen como una forma de controlar el miedo, la desconfianza y la ansiedad ante la pérdida. Se usan como una manera de mantener al otro cerca, aunque paradójicamente muchas veces se consiga lo contrario. No es raro que en el “celoso/celosa” se den los siguientes fenómenos:
- Inseguridad en las relaciones y en la expresión de afectos
- Poca consciencia de sus carencias y emociones
- Sentimiento de vulnerabilidad en la intimidad y dependencia emocional
- Necesidad de mucha pasión y romanticismo para creer en los sentimientos del otro
- Vínculos anteriores (padres, otras relaciones) donde la pérdida y las heridas están presentes y que hacen pensarse al sujeto como alguien que no merece ser amado y donde un tercero siempre va a “ganar la batalla”.
Así, en el tratamiento individual de los celos se hará muy importante revisar la historia vincular de la persona; pérdidas y heridas, las creencias y expectativas relacionales negativas que puedan aparecer, la autoculpabilización…
Pero en una pareja, ¿los celos son solo cosa del celoso?
Es difícil discernir cual de los dos miembros sufre más por los celos, si el “celoso” o el “celado” lo que está claro es que, como otras emociones, los celos producen dolor y al tratarse de una emoción que se da en el seno de una díada estos producen malestar en ambos miembros.
Y precisamente porque es una emoción que ocurre dentro de una relación (y no individualmente) muchas veces se generan alrededor de ella una serie de interacciones en la que ambos miembros se ven sumidos y, de alguna manera, “jugando” inconscientemente a un “juego de los celos” muy dañino para la pareja. Es decir, los celos se pueden convertir en un patrón de interacción cíclico que se retroalimenta tanto por los miedos del “celoso” como por los del “celado”.
Por eso, muchas veces se hace importante el tratamiento de los celos y la “desactivación” de esta interacción cíclica a través de la terapia de pareja.
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